sábado, 17 de diciembre de 2016
- 14:23
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En un reciente trabajo, preparado por un considerable número de investigadores en didáctica de las ciencias, se reconoce no haber prestado hasta aquí suficiente atención a la tecnología en la educación científica (Maiztegui, et al., 2002). Es, se señala, «como si la expresión ciencia-tecnología designara un concepto único, asimilado por la educación científica, que hiciera innecesaria la consideración de cualquier aporte específico de la educación tecnológica».
En el mencionado trabajo se analizan críticamente las concepciones habituales acerca de las relaciones ciencia-tecnología y, a partir de ahí, se derivan algunas consecuencias para un planteamiento más correcto de la educación científica. El presente artículo se inserta en esa misma dirección. Nuestra época está reclamando una nueva visión de la educación científica, y parte esencial de ella es la comprensión de la unidad que existe entre las actividades científica y tecnológica (Valdés, Valdés y Macedo, 2001). Comenzaremos por eso insistiendo en las razones que hacen necesaria la dimensión tecnológica en la educación científica, y comentando breve mente algunas de las causas de la falta de atención a dicha dimensión.
Luego resaltaremos ciertos aspectos que pueden contribuir a mejorar la conexión de la enseñanza de las ciencias con la tecnología y con la vida, saliendo al paso, a la vez, a algunas concepciones extremas acerca de esta cuestión. Por último, intentaremos ilustrar las ideas.
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